martes, 2 de noviembre de 2010

Calavera

Pinche flaca tan temida, tan descarnada, tan muerta


Tú que rondas incansable, ineludible, certera


Avarienta tocaste un día sin piedad a mi puerta


Y sin ningún miramiento arrebataste a la fuerza


De mi alma la más querida, la venerada, la reina.



Dejando a tu paso espanto y dolor profundo


Sigues así tu camino tan campante, tan serena


No te detiene nadie aunque todos ya lo intentan


Eres sin duda alguna lo que pasa con certeza.



Pero para ti el descanso nunca jamás llegará


Porque la vida es más viva y siempre te ha de chingar


Renovándose a sí misma con más fuerza, más voluntad


Trayéndome una nueva vida que mi alma atesora ya.