miércoles, 25 de noviembre de 2009

La mamá de la arquitecta.

El tiempo Juan, con su fluir callado


Gota a gota desgrana nuestras vidas


Y deja siempre en su impalpable huida


A golpe y golpe, el corazón marcado.


Nicolás Guillén


Y si, el tiempo fluye callado pero inexorable. Cumplí un año de vivir por acá y muchas cosas han pasado.

Les platique que regrese a la escuela. Para mí la escuela siempre ha sido un lugar en el que me siento segura, a mis anchas. Siempre fui una alumna brillante, (aunque a veces he brillado por razones cuestionables). Pero regresar a la escuela a los 41 no es lo mismo! Ahora me tengo que aplicar más y el tiempo no me rinde como antes y el estrés me pisa los talones constantemente.


Nunca he sido disciplinada, siempre hago las cosas a como me laten. Siempre he dicho que me gusta trabajar bajo presión, lo que en realidad significa que dejo todo para el último momento y me precio de ser muy chingona cuando termino lo que tengo que hacer a tiempo, aunque lo haya hecho a las carreras y con resultados de dudosa calidad.


Todo lo anterior es un débil intento de justificar el por qué no actualizo mi blog. Pero como no me convenzo ni a mí misma, lo mejor es que postee y ya.


Como muchos de mis 5 lectores saben, mi bebe se graduó el pasado octubre. Me siento como Susanita la de Mafalda, …"miren, ahí va la mamá de la arquitecta, dirán al verla pasar..." Me siento orgullosa y honrada de tener la hija que tengo y no puedo esperar a ser testigo de su vida futura. Irene encara la vida con determinación y coraje. Se cuestiona a si misma pero no se detiene.


El otoño vino y se fue, y apenas me dio tiempo de voltear a ver sus hermosos colores. Mañana voy a pasar Thanksgiving con mi esposo, y aunque no concuerdo con el origen de esta celebración y no es parte de mi cultura, si que tengo mucho que agradecer.


Para la cena deThanksgiving voy a preparar un par de postres de la Pioneer, y tengo que ir a comprar los ingredientes.


Hasta la pasta!


Vista aérea de Génova, minutos antes de aterrizar. Si miran bien, pueden ver a la Irenita asomada a la ventana.